miércoles, febrero 08, 2006

Maunabo: Desorientados en el Oriente

Convocados todos los que son para esta corrida, excepto aquellos que decidieron celebran su onomástico, nos reunimos como de costumbre en la estación esso de plaza del atlántico a las 6:00 am. Fecha el 12 y 13 de noviembre de 2005. Las lagañas en los ojos madrugadores te recibian junto a las sonrisas de los motoaventureros que se arriesgarían a través de las carreteras montañosas hasta llegar a Maunabo. La ruta mañanera despertaría al indio "Otoao" en la PR 10 con el acostumbrado sonido de las motoras. Los atrevidos paisanos que se dieron cita y todavía soñolientos para entender que debieron regresar a sus camas, fueron: Omar, Koka, Classen, Chichi, Ivan, White, Manuel, Aris, Josué, Raquel, Ortega, Yoly, Carlos, Brenda, Mayda y yo. A las 6:00 am, la ruta fria, mojada pero refrescante. Nuestra primera parada sería el pueblo del gigante dormido, Adjunta, donde degustariamos un emparedado "gigante" en una panedería nativa. Las quejas de los atrevidos y ya no muy dormidos paisanos no se hicieron esperar y reclaman al capitán de carreteras por el frío experimentado, como si el "capi" tuviera alguna conexión tipo DSL con el dios "farenheit" para subir el mercurio unos céntimos más. Servido el café, los ánimos calentaron y los rostros cálidos desaparecian y volvieron las sonrisas de los atrevidos motoamigos. Dejamos en el olvido la panedería nativa y nos dirigimos rumbo a la intersección con la carretera PR 143, conocida como la ruta panorámica. Esta ruta atraviesa a PR desde Mayaguez hasta Maunabo y es espléndida para las travesias en motoras. El frescor y viento de la µañana en la panorámica, enrojizaba nuestras mejillas y según ascendiamos se acentuaban más los colores rojizos en todos nuestros rostros. El estruendor de las motoras junto al sonido del viento en la cara, llenaban de energía nuestro espíritu, la ruta nos llevó y alejó del "cerro maravilla' y nos detuvimos en el mirador que hemos bautizado "la roca" .
Lo particular de esta parada fue ver la caída de Yoly, como somos adultos, nos preocupamos, pero como somos más niños que adultos, no reímos más ... La corrida continuo y llegamos hasta el negocio la divisoria. Logicamente, la divisoria divide y en este caso, a Jayuya de Villalba. En la parada encendimos el lugar con música, "birras" y el talento innato de todos, muy en especial el de Manuel... Par de birras después, alegres y controlados reiniciamos el recorrido a través de toro negro, que llevo años visitandolo y nunca, pero nunca, he visto ni un sólo novillo. Que rutas extraordinarias ofrece PR, que pocas personas las disfrutan y que muchos agencias de gobierno las destruyen. Sólo anhelo un deseo para el gobierno, con que no joda, vasta. Dejamos atrás al toro y arribamos a Orocovis, allí avistamos un maríapalito, algo inusual en estos días. Los motoaventureros todos avismados, excepto Chichi que por su fobia animalesca, corrió como alma que lleva al diablo y el diablo la hizo caer. Nuevamente, ver al maríapalito tuvo un costo de $2.00 en gasolina para llegar allí, ver a Chichi caerse, no tiene precio...
La intersección de la 143 y 723 nos recibe con un oasis que nos permite saborear algunos delicatesen portorricences y brebajes alcohólicos. La corrida continua hacia la PR 723, que nos llevará a través de Aibonito hasta llegar a Cayey. La ruta es impresionante, el viaje hasta ahora ha sido espléndido, no obstante, las averías son parte de la aventura y tal como los niños son propensos a catarros, las "harley" son propensas a desperfectos. Omar el "mechanic man' resolvió el dilema. Con la harley arreglada regresamos a la travesía sin más retrasos. Ahora llegaríamos hasta Guavate, cuna del lechón, donde almozaríamos a las 2:30 pm.

La carreteras 722, 7722, 1, 7737, 741, 7741, 179, y la 184 son la rutas panorámicas hacia el lechón, desde Aibonito. A las 4:00 pm, saciados varios de los apetitos carnales, regresamos a la corrida, esta vez llenos y cansados, pero con excelente ánimo. En la ruta panorámica, la ruta de la reserva forestal Carite, nos recibe con un brisa helada y niebla, característica de la humedad vespertina del lugar. Experiencia inolvidable para todos nosotros.

La travesía prosigue hacia el oriente, no sin antes cruzar donde se origina el Río Grande de Loiza, en la PR 181. Interceptamos la PR 182 hacia Yabucoa. La corrida continua, la noche nos arropa, el cansancio nos agobia y repentinamente aparece un oasis que nos invita a descansar y birrear por media hora. Esta parada reconfortante, nos llena de brio y energía y continuamos el camino hacia Maunabo. Intersecciones vienen y van y el Capitán de carreteras hace la mar de decisiones plenamente confiado que sabe pa "onde va". Las 8:00 pm, todavía en motora, una parada repentina es necesaria, esta vez no es para birrear, sino preguntar "donde carajo estamos" además de pérdidos. Varios clientes del negocios y algo entonaitos nos alertaron que estabamos en los barrios más altos de Yabucoa, pero alejándonos de Maunabo. Se nos ofrecieron algunos guias para dirigirnos, unos más "picaos" que otros; Classen, argumentó, pero como vamos a seguir a alguien picao; le comentamos a Classen; en igual de condiciones estamos nosotros, por lo menos ellos son de aquí.

Contiuamos el recorrido, no sin antes recibir el consejo del guía seleccionado; que dijo "el camino a seguir tiene empinadas cuestas y que por ninguna razón debiamos parar en las mismas". Recibí el consejo con escepticismo.

El recorrido continuó por unos senderos municipales desconocidos y no iluminados. Nuevamente, el guia se detiene, se baja del auto y me dice" aqui comienzan las cuestas, pásalo pa'atras. Incrédulo le aviso al motorista de atrás y le digo"empienzan las cuestas pasalo pa'átras" y le comento al mismo tiempo, cuan empinadas pueden ser, pendejo ese guía.

El guia tenía razón (los pendejos iban en motora) era de noche, oscuro, la carretera municipal de 5 a 6 pies de ancho, riscos a ambos lados y la carretera completamente craterizada y las cuestas parecian que era el camino más empinado y corto para ir al cielo. Kilómetro y medio de emoción, sustos y adrenalina impregnaron a todos durante el recorrido hasta llegar a la vía principal. Ortega comentó, "si vemos la cuesta de día, ni nos atrevemos". Verificamos a todos los motoristas y todos estaban bien.

Jubilosos y con el orgullo de haber pasaso sin accidentes el obstáculo, reiniciamos la corrida. Ya en la vía principal, siguiendo al guía y sin saber donde carajo estabamos, el grupo de divide. El Capitan (Lichie) y 3 motociclistas (Omar, Josué y Mayda) y el guia nos detuvimos en el primer puesto de gasolina que apareció en la ruta. Los demás motoristas ( 7 motoras) desaparecidos en acción.

Logramos contacto con el resto de los motociclistas mediante celular y nos enteramos que fueron víctimas de un tiroteo con pistolas de bolas de tintas (Gotcha). ¡Diablos!, le dieron a tres motoristas, nadie resultó gravemente herido, que no fuera por el dolor del impacto de la bala de tinta; ninguna moto cayo al piso, por el tiroteo.

La frustración y susto de todos fue grande. Y todavía no comprendemos, la magnitud del montón de puertorriqueños irresponsables y cochinos que existen y que atentan contra otros y en este caso con pistolas de balas de tinta (Gotcha) para disparar a peatones en movimiento.

Sin lugar a dudas Puerto Rico entre la "Burrocracia", el GOBIERNO, LOS DELINCUENTES E IRRESPONSABLES está destinado a JODERSE...

Finalmente, el guia nos llevó a Maunabo, llegamos a Maunacaribe a las 9:30 pm, quince y media hora despúes, cansados, pero con una historia que nunca se nos borrara de las mentes y probablemente la contemos, palante...

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